Adopción – Una visión fortalecedora

Mensaje de nuestro Director Ejecutivo

En mi experiencia, suelo encontrarme con dos puntos de vista sobre la adopción. Uno, los que creen que la adopción es una experiencia hermosa y reconfortante, especialmente para la familia adoptiva. Un punto de vista que cree que la decisión tomada para colocar a un niño deja a todos como ganadores, y que la vida es todo arco iris y mariposas.

Otros optan por considerar que la adopción tiene sus raíces en la pérdida. Los padres adoptivos pierden el sueño de tener hijos biológicos. Los padres biológicos pierden un hijo, y un hijo pierde a sus padres. No estoy en desacuerdo con esto, sólo que esta perspectiva puede primar sobre todas las demás, y mediante este pensamiento creamos víctimas de la adopción.

¿Y si elegimos otra perspectiva? Una perspectiva que empodere a la tríada de la adopción en la experiencia de la adopción: lo contrario del victimismo. En una adopción abierta voluntaria, los padres biológicos son empoderados como dadores de vida, tomadores de decisiones con propósito y sacrificio, y primeros padres igualmente importantes del niño. Los padres adoptivos se sienten seguros en su papel de sustentadores de la vida, al haber sido elegidos como segundos padres para este niño, y comprenden la importancia de la herencia. Y los adoptados encuentran la plenitud al incorporar tanto la biología como la biografía de dos conjuntos de padres.

De la Adopción Abierta a la Adopción Abierta, “La adopción puede considerarse tan fácilmente como la resolución de un problema: las personas que anhelan ser padres lo consiguen; las personas que no pueden ser padres en un momento determinado tienen una forma de optar por no serlo; un niño consigue unos padres que están deseosos y son capaces de estar ahí, de todo corazón y para siempre”. (Holden, 2015, p.131)

No cabe duda de que la adopción implica tanto pérdida como belleza. Está “bellamente rota” a muchos niveles. Sin embargo podemos optar por adoptar la perspectiva que capacita tanto a las familias como al niño, para sanar y recuperarse a través de la experiencia. Mantenernos firmes frente a una cultura que sigue avergonzando a las familias biológicas por “dar a sus bebés en adopción”.

Elijamos una visión empoderadora, una visión de resolución de problemas, y reposicionemos la cultura sobre la adopción. Juntos podemos marcar la diferencia, y estas familias y niños se lo merecen.